(Vigésima segunda edición):
1. f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de
ánimo de otro.
(Avance de la vigésima tercera edición):
1. f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.
Ésta sí, así, en mayúsculas. Ésta debería ir impresa en nuestro código genético para no perder nunca la esencia de lo que deberíamos ser.
Todo el mundo debería tener esa capacidad y llevarla a la práctica a diario.
No sé si también la tienen los niños, creo que sí. Como ejemplo, este maravilloso spot que siempre me emociona.
la trastienda de Viernes 
El anuncio.. es precioso.
🙂
Sí que lo es. Pura empatía innata.
Saludos 🙂
Paseando un día por Castrillo de los Polvazares, un pueblo maragato cercano a Astorga, me encontré a un hombre de difícil edad sentado en el pollo de una casa, me alegré de haber encontrado por fin a un lugareño. Yo soy uno de esos viajeros con un dedo compulsivo sobre el disparador de la cámara de fotos. Le hice como diez fotos para autentificar el lugar y, sobre todo, que yo había estado allí. El hombre, con total disponibilidad, aceptó cada una de mis indicaciones para que pareciera más auténtico, se prestó sin ningún problema a esconder en su bolsillo su móvil nokia último modelo y a sacar de plano su escandalosa bolsa de deporte con logotipo y marca. Cuando terminé mi pequeña sesión de verosimilitud, el anciano se acercó hasta mí con una agilidad que me sorprendió y me pidió cinco euros por su colaboración. Se los di sabiendo que el hecho de dárselos arruinaba sin remisión el futuro de este pasado que intentaba retratar. El hombre recogió sus bártulos y se subió a un autobús de turistas del inserso que estaba esperando en la plaza. Definitivamente el lugar del otro se había convertido en el lugar sin nadie.
Si me das tu permiso, me gustaría dejar también un enlace de la escena de una peli que tiene su aquel. Quizá está un poquitín pasada de vuelta y sobreactuada, quizá deberíamos pensar más en la empatía con aquello que no nos identificamos que en la simpatía con lo que sí. No sé. 😉
Gracias por tu relato.
La escena impresiona. Por la historia de Will, por la empatía del terapeuta y por la que genera en el espectador.
Tú y tu relación con el diccionario. En esta ocasión no te haces eco de un significado, sino de cómo cambiará de la edición actual a la próxima. Muy sutil.
Ojalá esa palabra la tuviéramos bien presente en todo momento. Sería todo mucho mejor. No habría tanto egoísmo. Pero yo creo que va con la naturaleza de cada uno, aunque seguro que a empatizar se puede aprender.
Muchos descubrirían que compartir sentimientos es mucho mejor que disfrutarlos solo.
Saludos.
Cuando la busqué en el diccionario (esa manía mía, sí 🙂 ) casi paso por alto lo de «artículo enmendado», pero ahí estaba la propuesta para la siguiente edición.
Es interesante lo que introduces con respecto a la posibilidad de aprender a empatizar. Pienso que existen las dos vertientes, la innata y la aprendida. Y sí, ésta última deberíamos practicarla más y reforzarla.
Saludos.